miércoles, 4 de febrero de 2009

Hola Arturo

Hola Arturo,
Quería hablar contigo. Deseo preguntarte tantas cosas...!!!, aunque soy consciente de que quizás algunas no tendrán respuesta... ¿Es sincera tu petición de perdón a tu familia, a Julia, tu mujer, en tu última carta?, ¿Fuiste verdaderamente consciente de que estabas siendo juzgado por un error, ya que tú única culpa era la de ser un alma libre, respetuosa y honesta y la de luchar por las libertades de tu prójimo?, ¿De verdad que conseguiste la paz definitiva que proporciona la absoluta armonía interior y la resignación del que se sabe inocente?
Me dices que Sí a todas mis preguntas. Tu cara. Tus anécdotas. Tus cartas.
Las documentaciones que plasmaban tus delitos, como :”...Juzgado por hechos: “NO CONSTAN” o la otra de: “...por hechos realizados...” Todo ello siempre me dijeron que SÍ. Se que la fe más grande para ti se alojaba en el amor universal al ser humano, y que dentro de esa pensión habitaban como compañeras de lujo tus 2 Julias, mujer e hija. Que a través del amor universal, pudiste sentir el amor a tu esposa y tu niña, que según queda expresado en tus cartas, rozó lo divino.
Arturo, la abuela Julia nunca pudo perdonar. El dolor, el miedo y el hambre fueron demasiado abrumadores para trabajarse el perdón. Quizás si hoy estuviera viva, sí lo hubiera hecho. Hubiera entendido que algunos “malos” no lo fueron por capricho y que en tiempos de guerra el humano a veces se ve necesitado de tomar decisiones muy duras y de realizar hechos que en circunstancias normales hubieran sido inconcebibles. Y que sí, que los buenos, casi todos, fueron muy buenos, como tú, pero no todos los malos, actuaron por voluntad propia, si no vencidos por el miedo que proporcionaba el conocimiento de las graves consecuencias que normalmente suponía ayudar a un miembro del bando contrario, para él y el resto de su familia.

En resumen, si no hubiera fallecido en el año 2000 y hubiera sabido de la existencia del foro “Memoria y Libertad” y de la aparición en él de un sobrino tuyo, estoy completamente segura de que sus herméticos esquemas ideológicos habrían cambiado y habría saboreado el buen gusto del perdón....

Y ahora discúlpame tú por no llamarte abuelo o yayo, será la falta de costumbre, o quizás un miedo inconsciente a convertirte en real y sentir cuanto me haces y me has hecho falta. Dicen que uno no puede echar de menos lo que nunca tuvo, pero no es cierto, yo te he extrañado en innumerables ocasiones, cuando mi alma, roja de nacimiento, comenzó a tomar parte activa en cada paso de mi vida, cuando comprendí que el mas importante principio de un hombre ha de ser el de ser fiel a sí mismo. Cuando siendo niña hubiera dado cualquier cosa por que tú, mi abuelo Arturo, me hubiera contado los tradicionales cuentos, con tus maneras, con tu energía, con tu gracia y con el amor que me consta tuviste siempre hacia la infancia. También te extrañé cuando amé por primera vez, o cuando sufrí el desamor o el abandono, o cuando fui madre y lloré de felicidad, o cuando perdí a mi abuela y después a mi padre, o cuando en otras múltiples ocasiones tuve que invertir en pérdidas..., o cuando..., tantas veces te extrañé...!!! En conclusión, cuando fui consciente de la absoluta y rotunda verdad de que uno nace y muere solo, ahí estabas tú con tu escrito final enfrentándote al adiós como un “Súper Héroe”.
Al contrario de otros muchos nietos y familiares de víctimas, dentro de lo que cabe yo he sido muy afortunada, pues al menos a mi me quedo un valiosísimo legado epistolar. Siempre has estado en mi con tus con tus cartas, “manuales de la perfecta conducta”, con tus fotos, con las anécdotas contadas por la yaya y por primas de Madrid... Que grande fuiste...!!! Simplemente y en plenitud del concepto eres una BUENA PERSONA, ese valor tan amplio que no tiene fecha de caducidad y que irradia tu mirada de profundos ojos verdes, y que es en definitiva lo que cada día intento transmitir a mi hijo como el tesoro mas importante de un hombre, a pesar de ser consciente de que no es algo que se pueda enseñar, ni en casa ni en la escuela, solamente cuando una persona nace buena, es una BUENA PERSONA y con ello tendremos siempre el campo abonado para sembrar y obtener fruto. Se nace o no se nace con él, y por mucho que sembremos, el que no lo posee el primer día que ve la luz al mundo, el resto de su existencia estará condenado irremediablemente a ir maquillando y camuflando su mezquindad por la vida, con buenas palabras, que por una lógica tan pura como la ley de la gravedad, no tardarán en desmentir con hechos. A menudo éstos, se hacen ricos por que de maneras casi siempre amorales consiguen muchos bienes materiales, sin saber que la riqueza, como dice el dicho, no está en el que más tiene, si no en el que menos necesita... Éstos jamás serán capaces de mirarse en el espejo de la verdad...Pero bueno, ese es otro cantar...

ARTURO, ABUELO, GRACIAS POR LLEVARME
TODA LA VIDA DE TU MANO.

Barcelona, 30 de Enero de 2009
Julia a su abuelo Arturo Lodeiro

2 comentarios:

SaiZa dijo...

No tengo palabras, solo emoción. Gracias por compartir tantos sentimientos buscados y encontrados. Un beso

Anónimo dijo...

Qué bonito, para mí siempre será el tío Arturo, aquel hombre maravilloso que se quitaba la chaqueta para dársela a otro más necesitado, o que alimentaba y sacaba adelante a la familia para que no sufriera las penurias de la guerra. Mi abuela siempre me habla de él y de cómo logró sobrevivir durante la guerra gracias a él. Siempre le tendremos en nuestra memoria.