martes, 31 de marzo de 2009

Comunicado de las asociaciones y colectivos memorialistas de Madrid (CMHDM) leído por Miguel Pastrana

Salud, compañeros y compañeras, amigos y amigas.

La Coordinadora para la Memoria Histórica y Democrática de Madrid se adhiere lealmente a este Homenaje a las víctimas de la Represión franquista que hoy, aquí en Madrid, comenzó hace 70 años.

Recojo en esta pequeña intervención palabras de compañeros y compañeras de la Coordinadora que hoy no pueden estar aquí pero sí en los actos igualmente de Memoria republicana, de Memoria unitaria, que también hoy tienen lugar en Alicante.

Los ciudadanos debemos recordar, honrar y homenajear a aquéllos que en muchos casos con sus vidas, en otros con el Exilio y en la mayoría con el olvido, defendieron la legitimidad de la decisión, emanada de las urnas, de mantener un modelo de sociedad abierta, plural y con una realidad plurinacional diversa. Una sociedad que apostó por los avances sociales, por un modelo educativo de vanguardia y por mirar al futuro desde la Igualdad entre hombres y mujeres.

Homenajes como este ponen de manifiesto el valor, el arrojo y el compromiso de los ciudadanos, por encima de partidismos y territorialismos, en la defensa de los valores universales de la Libertad y la Justicia. Y ponen en primer plano la defensa de los Derechos Humanos y los Derechos de los más desfavorecidos frente a quienes promueven el individualismo y la anestesia de la Memoria Colectiva.

Actos como este de aquí hoy con vosotros y vosotras, compañeros y compañeras, amigos y amigas, son actos necesarios. Porque la Memoria Histórica, la Memoria republicana, la Memoria de la Dignidad –pues de eso se trata- es siempre una Memoria en presente y hacia el futuro.

Memoria necesaria, sí. Y necesarias Verdad, Justicia y Reparación plenas; integrales.
Necesarios un Centro de la Memoria, un Memorial por las víctimas en este cementerio, una Oficina Pública de Atención a todo lo referente con la Represión en Madrid, el cambio de la toponimia de calles y lugares, entre ellos este cementerio que fue, y debe volver a ser, el Cementerio del Este. Su nombre fundacional. Y laico.

Necesaria la digitalización y el acceso a toda la documentación sobre la Dictadura y la Represión, e incluir en los libros de texto la Historia ocultada por el franquismo.

Necesarias, en fin, la plana anulación jurídica de todas las sentencias y la firme Condena legal, parlamentaria, democrática, del régimen franquista.

(Voy terminando)

En actos como este siempre acuden a mi cabeza las proféticas palabras de D. Antonio Machado en Barcelona, apenas un par de días antes de la entrada de los franquistas en la ciudad: “Para los estrategas, para los políticos, para los historiadores, todo está claro: hemos perdido la Guerra. Pero humanamente, no estoy tan seguro… quizá la hemos ganado” ¡Cuánta sabiduría y visión de porvenir, qué magnífica lección de futuro la de aquel hombre viejo y enfermo en un momento en que todo parecía perdido para siempre con el avance imparable del fascismo sobre España y el mundo! ¡Cuánta razón! Y esa razón –no lo dudéis- fue gracias al supremo sacrificio de miles, y centenares de miles, y millones de personas como estas cuyas fotos, en el mejor de los casos, contemplamos hoy en esta tapia del Cementerio del Este. Honor a ellos y ellas. Encuentros como el de hoy refrendan su victoria humana, moral, histórica. Pero es necesario lo sea también jurídica. De Ley. De RESTITUCIÓN.

Nada más, amigos y amigas. Gracias por vuestra atención.

¡VIVA LA DIGNIDAD! ¡VIVA LA REPÚBLICA!

Fotomontaje (Álvaro)

lunes, 30 de marzo de 2009

sábado, 28 de marzo de 2009

La carta común

Allí donde te encuentres:
Ya soy unos cuantos años mayor que tú, así que imagina que raro llamarte abuelo. Pero quiero que sepas que me siento orgulloso de tu vida, de quién eras, de qué eras y de cómo eras.
No conocemos mucho de ti, lo que sabemos es que no merecías morir tan joven. Que creías en lo que hacías y por lo que luchabas, que cumplías con honor y que afrontaste tu destino con fortaleza envidiable.
Lo poco que sé ya tengo que decirlo. Remover las huellas que has dejado, destejer los hilos de la historia (aunque tenga también que oír lo que tus verdugos quisieron contar). Será como acompañarte a destiempo, desandar contigo el camino y recuperar aquellas otras primaveras.
No culpo a nadie por las mentiras que me contaron, pues pienso que todo lo hicieron por mi bien, para que no me criara en el rencor y en el odio. Y lo consiguieron. Sigo mirando tu imagen en la única foto que conservo, de un tiempo cargado de esperanzas, en que todos los sueños estaban por cumplir. Eras un rostro joven en una foto antigua y el recuerdo impreciso de algunas cosas que mi padre contaba. Todo pudo quedar ahí, una ausencia más que el tiempo acaba por borrar para siempre…
Vinieron años de silencio hasta que tus cartas me llegaron y te respondí pronunciando tus palabras, escribiendo tu nombre. Esa carta tan linda que enviaste a tus hijos, y que no sé como alguien puede escribir en el momento en que conoce su destino, sabiendo que no hay marcha atrás.
He visto tus notas y tus cartas. Hasta una huella, donde también puse mi dedo después de tantos años.
Con lo que me ha costado recuperarte…cómo para olvidar. Nadie me hablaba de ti, ni papá, ni la abuela… Siempre había un muro entre mis preguntas y sus respuestas. Luego supe que tenían miedo, mucho miedo.
¡Cuánta injusticia, cuánta indecencia, cuánta inmundicia tras el dolor que sufristeis todos los que os posicionasteis contra el fascismo y la barbarie!
Con toda la miseria que me ha tocado sobrellevar, nunca he codiciado lujo ajeno, sólo la figura de un padre.
Nuestras víctimas no son fantasmas, son personas con nombre y apellidos, con historias, con vidas repletas arrancadas al alba.
A la orden de ¡FUEGO! Cobardemente te fusilaron. Ya no había una guerra…Mataron tu cuerpo, vuestros cuerpos, pero no pudieron matar las ideas que defendíais. Esas balas no pudieron llevarse tu nombre y tu descendencia y… aquí estamos todos los tuyos, para agradecerte, celebrarte y recordarte. Hoy para ti no hay noches frías, ni días sin libertad, definitivamente no estas solo, lates con fuerza, pues habitas permanente en el corazón de tus hijos, de tus nietos y biznietos, de tus sobrinos y de toda tu maravillosa familia.
Quizás los lazos de sangre merman en importancia al lado de otros lazos que me han unido a ti y a tu recuerdo, me refiero a los lazos de las ideas y de los compromisos profundos.
¿Cómo, con el ejemplo que me has dado, iba yo a tener otro ideal que por el que, tú y otros muchos, disteis la vida? Hoy la Democracia esta implantada en España después de 40 años de una dictadura tremenda y feroz.
Dicen que uno no puede echar de menos lo que nunca tuvo, pero no es cierto. Yo te he extrañado en innumerables ocasiones, cuando mi alma comenzó a tomar parte activa en cada paso de mi vida, cuando comprendí que el más importante principio de un hombre ha de ser el de ser fiel a sí mismo. Debemos sentirnos afortunados de haber vivido en una sociedad más justa y tolerante que aquella que te engulló a ti y a tantos españoles de bien.
Aún así, ya sabes como estamos por aquí, siguen las guerras, el ser humano que no cambia… ¡Qué te voy a contar que no sepas! Esos que jamás serán capaces de mirarse en el espejo de la verdad...
Todas las noches doy un beso a tu fotografía y parece que me hablas. Pura ilusión la mía, me dices…"Lucha, lucha, como luchó tu padre. Yo te ayudaré ya lo verás."
Yo no he podido tener
Tus últimos pensamientos…
Sólo cuentos que escribías
Para que, al irme a dormir,
Nunca te echara de menos
Descíframe la mirada
De tus ojos azul cielo.
Quiero saber que estás cerca,
Que siempre estás a mi lado.
Que no te has marchado lejos.
Hace más de cuatro años que rescatamos vuestros nombres de un listado casi perdido y los enganchamos al viento, para lanzarlos al mundo entero y escribir vuestra noble historia arrebatada. Seguro que te cuesta creerlo, pero gracias al viento y al inquebrantable mensaje que portaba, nos hemos podido abrazar con otros nietos, hijos y sobrinos de las víctimas, con muchos de tus camaradas y amigos que tuvieron que soportar la suerte de una vida sin libertad y sin futuro. Algunos que compartieron también cárcel contigo. Algunos que aún viven y luchan.
Abuelo, de alguna manera, llevamos tiempo sembrando aquellos surcos que dejaste a medias, para que puedan alimentarnos de dignidad algún día. Si te busco, si alguien busca a un luchador, es inevitable que sea para seguir su estela. Siempre estaréis presentes en nuestras vidas y en tanto os recordemos, en nosotros seguiréis viviendo.
Deseo con todas mis fuerzas que estés en ese lugar, que soñabas, por encima de las ambiciones de la humanidad.
Si ese lugar existe, seguro que estás allí.


(Esta carta común es un resumen de las todas las recibidas de vuestros familiares y amigos, en la idea de que esta vez y después de 70 años, ninguna víctima del franquismo se quede sin recibir correspondencia.
Vuestra muerte temprana os evitó ese último sufrimiento, es último gesto de estupor ante la crueldad humana: la del mundo que nos ha tocado vivir a nosotros, pero también la ilusión de saber que mantenemos intacta nuestra capacidad de lucha cotidiana, con el pasado, si, pero sbre todo con el presente de todos los días.
Así que ya veís, lo que hiciesteis sí que sirvió para mucho.
He de terminar. Besos a todos.)

Las palabras de Marcos Ana


Amigos, camaradas, hermanos, aquí estamos de nuevo, junto a vuestro duro silencio, para hablar por vuestras bocas enterradas. Ahora hace 70 años que perdimos la guerra, o que nos la hicieron perder los apóstoles de la capitulación. Y llegó “la paz”, la negra paz del franquismo, una red implacable de sangre y odio que nos apresó rabiosamente a todos los defensores de la libertad y la República.
“Sin diques quedó el llanto
Los olivos ardiendo. Desgarradas
con lívido espanto las palomas,
y el toro seco del terror, allanado
la paz de los hogares”.

España se convirtió en un campo de exterminio, en un oscuro paredón donde la máquina de matar trabajaba sin descanso. Miles de españoles eran conducidos como rebaños a las cárceles y a los campos de concentración, y otros directamente a improvisados mataderos, donde eran asesinados, tras de haber sido torturados. Y después, la trágica parodia de los siniestros Tribunales franquistas, verdugos elegidos, que dictaron y ejecutaron vuestro fusilamiento.

Desde su forzado exilio Rafael Alberti describía aquel tiempo:

Miradla allí,
la Muerte está en su casa.
Se oye un ciego reloj de horas desiertas.
Y hay muchas calles por donde nadie pasa,
porque ya nadie puede abrir sus puertas.
¡Cuidad que ni una sombra se despierte
en esa triste Casa de la Muerte!”

Y ese genocidio duró 40 años. Y cayeron los mejores hombres y mujeres, o adolescentes como las 13 rosas. Se ensañaron con vosotros, por ser los más comprometidos en la lucha por la felicidad del pueblo. Pero no pudieron exterminar vuestro ejemplo, ni apagar el fulgor de vuestra sangre asesinada. Quisieron mataros y os multiplicaron; ahora sois eternos, formáis parte de la historia. Y viviréis eternamente en nuestro recuerdo y en el pensamiento y en el corazón de las generaciones venideras.

Como escribió Pablo Neruda en su “Viaje al corazón de Quevedo:”

“Cuando la tiranía oscurece la tierra y castiga las espaldas del pueblo, antes que nada busca la voz más alta y cae su cabeza al fondo del pozo de la Historia. La tiranía corta la cabeza que canta, pero la voz, en el fondo del pozo, vuelve a los manantiales secretos de la tierra y desde la oscuridad sube por la boca del pueblo…”

Y así volvéis permanente a nosotros, porque todos los tiranos juntos con su siniestro poderío, con sus máquinas de matar, no valen lo que un minuto de vuestra vida, no pesan lo que una palabra nuestra y nunca podrán arrancaros de la memoria y del corazón de nuestro pueblo.

¿Cómo sería posible olvidar, como podría hacerlo yo, que conviví con vosotros en mis años de condenado a muerte, que compartimos el pan y el hambre y que a muchos os di, estremecido de dolor y orgullo, el último abrazo cuando ibais a enfrentaros a la madrugada final de vuestra vida?
¿Y como olvidar el sufrimiento de vuestras esposas o novias, de vuestras madres que dejaron los mejores años de su vida pegadas como enredaderas humanas a los muros de las prisiones?

Hermanos, yo pude salvarme de aquel naufragio, después de 23 años consecutivos de prisión, pero vuestra muerte quedó para siempre abrazada a mi vida. Y al recobrar la libertad os llevé conmigo y golpeamos juntos las puertas del mundo exigiendo solidaridad para España y para sus hijos encadenados.

Y hoy, aunque parezca increíble, a los 30 años de democracia, tenemos que seguir luchando, con la triste autoridad de vuestra muerte y mi vida, para recuperar la memoria histórica, y para que se reconozca pública e institucionalmente nuestra lucha y vuestro sacrificio frente a la estrategia cómplice del olvido y los falsificadores de la historia.

Después de una Dictadura como la que sufrimos, que segó vuestras vidas y la de tantos y tantas hombres y mujeres, no podemos arrancar esa página de la historia para que se la lleve el viento del olvido. Hay que escribirla con el alfabeto del horror, para que esa tragedia que nos tocó sufrir a nosotros, no sea posible nunca más ni para nadie en España.
Conocer la historia de ese tiempo atroz es el más valioso legado que podemos dejar a la juventud de hoy, y la mejor vacuna para proteger la libertad y el futuro de las nuevas generaciones.

Y en esta lucha, podéis sentiros orgullosos de vuestros hijos, de vuestros nietos y nietas, de vuestros familiares, que a golpes de corazón y perseverancia os han arrancado del olvido y están ayudando a construir el gran memorial de la resistencia antifascista.

Hoy, el colectivo “Memoria y Libertad”, al que ellos y ellas pertenecen, nos ha convocado para rendiros este homenaje. Y aquí estamos, junto a un jardín vertical de claveles rojos, erguido como un símbolo sobre las tapias del cementerio. No venimos a llorar vuestra muerte, aunque tengamos que apretar el corazón para evitarlo, sino a afirmar nuestra voluntad de llevar adelante los nobles ideales de vuestra vida.

Hermanos inmortales: sobre estas tapias, ayer salpicadas de sangre y hoy cubiertas de flores rojas, debierais grabar un breve testamento, con los versos que Alberti puso en boca de Juan Panadero:

“Me hirieron, me golpearon,
y hasta me dieron la muerte,
pero jamás me doblaron!”

Marcos Ana. Poeta

jueves, 26 de marzo de 2009

Carta a Enrique Gómez

Hola tío,

Durante mucho tiempo oí hablar a mi padre, tu hermano, de ti. Cuando yo era pequeño, en la etapa política anterior a la democracia, la información que recibía era muy vaga, muy difusa, descoordinada. Las razones de ello eran principalmente tres, el miedo a hablar que tenían muchas personas por la experiencia vivida, el miedo a recordar ciertos temas que tanto dolor les había producido y por último, mi edad, que no me permitía concatenar los mensajes y ponerlos en el contexto adecuado.
Ha pasado el tiempo y, como sabes, mi padre está próximo a ti y con ambos el resto de hermanos. Los tiempos han cambiado y las tres razones anteriores han dejado de existir. Ya no hay miedo a hablar (tampoco tengo quien me cuente lo que me gustaría oír). Desapareció el miedo a recordar esos temas que tanto dolían. Por último, mi edad me permite entender todo aquello que antes era un agujero negro por donde desaparecía la poca información que recibía y que no era capaz de procesar.
Siempre tuve interés en indagar sobre todo aquello y ahora lo estoy haciendo. Sobre toda nuestra familia, que está muy unida, vuela un sentimiento común que se desvanece generación a generación, de respeto, admiración y cariño hacia ti, hacia tu hermano Pedro y hacia vuestro padre Enrique como personas que sufristeis injusto cautiverio y en tu caso absurdo fusilamiento.
Estoy a punto de terminar un álbum digital de fotos de toda la familia donde ocupas un puesto preferente. He recopilado fotos tuyas procedentes de varios familiares y con ellas y otras muchas he recopilado todo en un DVD que voy a repartir a toda la familia en la próxima cita anual en la que TODOS nos reunimos en una comida familiar. No es fácil encontrar familias que puedan decir que son capaces de reunir a más de treinta personas año a año. Ese es un éxito que os lo debemos a vosotros, a tus padres, a ti y a tus hermanos.
Ahora, gracias a dos personas “sin cara” -no las conozco- pero con “alma”… Eva y Tomás y a otras que les acompañan en este viaje, vamos a recordaros en el sitio desde donde partisteis hacia una aventura desconocida.
Tal como escribía tu hermano -mi padre- :
“El recuerdo, además de perfumar el alma, honra a la familia. El olvido significa deshonra“

Pedro (Marzo 2009)

No sé si te dio tiempo a enterarte...

Hola abuelo:

Anoche le decía a la Sil que pronto volverás. Anda bastante alocada desde que te fuiste, aullando por toda la casa, arañando con su pezuña la puerta de tu cuarto. Todavía tiene magullado el hocico del día que te llevaron. No sé si te dio tiempo a enterarte de que le arreó un mordisco a uno de aquellos hombres oscuros, y que éste se revolvió y la pateó bien fuerte el muy canalla. No sé si sabe la Sil que estás en el penal. Pero la cosa es que me da en la nariz que sí, porque algún día la he visto merodear por allí, olisqueando por las esquinas, mirando hacia los ventanales. Es lista la jodía perra. Yo la quiero sacar, y eso, porque la abuela se pone mala de oírla, pero no se quiere venir ni a tiros. Se pasa el día esperándote. Como nosotros. La abuela dice que está contenta, pero yo creo que no, y hasta el otro día la oí rezar. Madre llora todos los días y casi no sale a la calle. Ayer me mandó a los ultramarinos porque decía que no podía pisar la calle, que se mareaba. Yo creo que tiene miedo. Es que una tarde estuvo aquí el de Renuncio, que ahora también va con el traje ese de las flechas, y dijo palabras muy altas sobre ti y tus libros y el periódico, y cuando se fue, la abuela y madre estaban abrazadas y hablando en voz baja para que no las oyera. Sé que te echan de menos. Pero no te preocupes, que yo las cuido. Todas las noches cierro bien la puerta, y cuando escucho algún ruido raro, bajo escopetado y cojo tu cachava, por si las moscas. Aquí en el barrio se han llevado a muchos: al padre del Lolo, al tío de Tanín, al abuelo del Paco. Algunas tardes nos juntamos donde la fuente, y hablamos de ello. Pero a mí no me gusta. Prefiero ir solo, como si estuviera dando un paseo contigo: camino hacia al Café La Prosperidad, aunque no entro, y luego me acerco hasta el Ateneo –que lo han cambiado de nombre-, y a veces incluso me detengo en alguna de las librerías que te gustan, aunque ya están cerradas. Me da pena de la Sil. A veces me mira como si de mí dependiera tu regreso. Yo la acaricio la cabecita pelada, y le digo que vendrás, que no se preocupe, perra lista y guapa. Ya he terminado de leer ‘Rojo y Negro’, y querría preguntarte algunas cosas, pero de fijo que ahí dentro andas demasiado ocupado como para hablar de libros. Todas las noches, antes de acostarme, pienso en ti, abuelo. Cierro los ojos e imagino que vienes a mi cama y me arropas, y me cuentas un cuento, como siempre. Cierro los ojos y siento que me acaricias, que tu mano grande de tipógrafo me impregna de la tinta de tu sabiduría. Cierro los ojos, abuelo, para sentir que estás cerca, que no te has ido, que aún es pronto, que hoy es todavía una noche más para nosotros, una victoria nueva, otro milagro. Cierro los ojos y pienso todo eso, pero pronto pasa, es un espejismo. No estás. Y hay una certeza que me atraviesa el cuerpo, como un escalofrío: que no volverás. Quiero verte abuelo, quiero escuchar otra vez tu voz. Quiero acompañarte el mercado, con la Sil entre tus piernas, perrita buena, y después llevarle las cosas a la abuela y a madre, y que las beses como haces siempre, con esa alegría buena que tienes en el cuerpo y que nos contagia siempre. Eso es lo que pasa ahora, abuelo. Que la casa está triste porque está vacía de ti, de tu presencia. Quisiera saber, abuelo, si piensas en mí todas las noches, si tu también imaginas que entras en mi habitación y me acaricias y me susurras el cuento o alguna historia de la tuyas. Quisiera saber si me quieres tanto como yo te quiero a ti, abuelo. Quiero que todo esto termine ya. Quiero que vuelvas, abuelo. Que no pase nada malo. Que tengas salud. Que ni te maten ni te mueras. Que todos nos moriríamos de pena. Y la Sil la primera. Vuelve, abuelo. Aquí estamos todos, esperándote.

Un beso.
Rodrigo Pérez Barredo. Periodista

martes, 24 de marzo de 2009

Sesenta y ocho años no es nada

Querido tío:
Sesenta y ocho años después, tu hermano -mi padre-, y la familia hemos sabido lo que te hicieron y dónde y cuando te lo hicieron.
Seguimos queriendo saber oficialmente por qué te lo hicieron.
Y queremos saber también quién dio la orden. Queremos saberlo todo.
Cuando se trata de vidas, en vuestro caso vidas ejemplares, sobran las chapuzas y los olvidos. Sobra la irresponsabilidad.

Pero han tenido que pasar sesenta y ocho años.
68 años en los que se te ha ocultado y tus restos se han hecho desaparecer.
68 años en los que se hablaba de ti con miedo y en voz baja.
68 años en los que oficialmente sigues siendo un "delincuente merecedor" de un castigo mortal.
68 años en los que ninguna institución ha tenido la decencia de informarnos donde estabas y porqué estabas ahí.
68 años en los que no has sido honrado, ni rehabilitado, ni reparado oficialmente.
68 años en los que tus verdugos han disfrutado de aquello que te quitaron a ti y a los que cayeron contigo.
68 años viendo celebrar actos, homenajes y recuerdos oficiales a todos, incluso a vuestros asesinos. A todos menos a vosotros.
68 años de vergüenza para un Estado que en ese tiempo ha escondido a sus mejores héroes.
68 años sin vuestra democracia, muy distinta de la que inventaron los herederos del genocida que acabó con vuestra vida e ilusiones, a los que tanto incomoda vuestro recuerdo.

Sesenta años no es nada, tío Tiburcio.
Sabemos lo que os hicieron y porque os lo hicieron. Que no fue un viento, ni una enfermedad... Que fue el totalitarismo nazi-fascista impune, auto-amnistiado y encubierto.
Y ya van sesenta y ocho años que no son nada, tío, que no son nada.

Que sepas tío que cuando miramos a la libertad, ahí siempre aparecéis vosotros. Gigantes. Incombustibles. Eternos...
Vuestro ejemplo es tan imprescriptible como vuestros asesinatos. Y vuestra vida tan eterna como la justicia.
Sesenta y ocho años no son nada, tío Tiburcio. Nada...

Un abrazo para Tiburcio, mi tío, otro héroe anónimo.

Poema por la memoria

Se ha gritado tantas veces ¡Arriba España!
Tanto, que las mismas veces la han yermado,
convocando a los demonios más celestiales,
agitando, vida por vida, todas las muertes,
con sus proclamas de hierro sucio,
con sus bocas irreconciliables;
a la muerte temprana, con la baba rencorosa,
a la carta precipitada, con la pluma trémula,
a la patria humillada, en todas sus patrias.

Se ha asesinado tanto, con tantos ojos cerrados,
que las paredes se tornaron rojas, en el acogimiento desbordado de muerte,
que las herramientas de vida desaparecieron por los camiones y los barrotes.
Ya no había vidas que reparar sino en las fosas, ni muertes complicadas,
ni campos sin manchas, ni ruinas precedidas de paz.

Ha estallado tantas veces la libertad en oídos poco frecuentados
que sólo con ruido de pólvora consiguieron silenciarla.
Pero hoy seguimos, al frente de un pasado en la vanguardia,
aupando la voz de las raíces y, vida por vida, poniendo nombres
a todos los ocasos, y cuyo principal patrimonio, no es otro
que un nuevo amanecer, y en paz.

Francisco José Lifante Martínez

domingo, 22 de marzo de 2009

Una sonrisa que jamás te abandonó

Hola abuelo :

Soy tu nieta Cecilia, hija de Tilita. Estoy al otro lado del charco, en Perú exactamente.
Han transcurrido casi 70 años de tu fusilamiento y quiero rendirte homenaje por tu valentía y el amor a tu patria.
Un día buscando por internet te encontré, gracias a eso te estoy escribiendo ahora por primera vez y es difícil hacerlo aunque no lo creas.
Tu nieto Luis Germán, mi hermano, lleva tu nombre y fíjate físicamente se parece bastante a ti.
Te conocía por foto, pero no sabía mucho acerca de ti, sólo que habías sido mandado a fusilar por Franco en la guerra civil, pero nada más. Pero hablar de eso, era tabú, se puede decir, quizás para no remover viejas heridas que traían malos recuerdos a mi madre.

Recién hace algunos meses me leyeron esa carta tan hermosa y tierna de despedida que nos dejaste horas antes de morir.

Hoy día sé que fuiste juzgado y te dieron 30 años de prisión y un buen día de la noche a la mañana te comunicaron que serias fusilado al amanecer.

Tu compañero, José Picado Maldonado, en su memoria histórica dice que tenías un carácter jovial y una sonrisa que jamás te abandonó, ni siquiera cuando apenas te faltaban 3 horas para ofrecer tu pecho generoso a los lados fascistas. Al despedirte de él, sereno con la sonrisa de siempre, le dijistes : “ NO ME GUSTA MORIR PERO MORIRÉ CON LA CONFIANZA EN EL PARTIDO Y EN NUESTRO PUEBLO”.
Abuelo fueron unas palabras muy hermosas para una persona que sabe que le quedan pocas horas de vida ¿No crees?
Como me hubiera gustado poder conocer a tu compañero José unos años antes para que me contara más cosas tuyas, pero lamentablemente ya es muy tarde.

Te ofreciste como voluntario para defender la República, luchaste dignamente por la libertad y justicia, por defender una causa justa. Simplemente te quitaron la vida porque no pensabas como ellos, tenías otras ideas. Pero te aseguro que tu sacrificio no fue en vano.

Hace muchos años cuando visité España, Clarita me contó cosas de ti, es una pena que ya no esté porque ahora me gustaría saber todo, hasta el mínimo detalle, ella es la que estuvo más cerca de ti en tus últimos días.

Junto con Ana Elisa, tu sobrina nieta, nos hemos propuesto encontrar más datos sobre ti. Por lo pronto, en estos días nos debe llegar tu partida de nacimiento porque parece increíble pero no sabíamos cuando habías nacido, ¿puedes creerlo?

Fíjate las vueltas que da la vida y lo irónica que es, pero en estos momentos el nieto de un Republicano es el Presidente del Gobierno.

Abuelo Germán, espero recibas esta carta y quiero que sepas que toda tu familia está muy orgullosa de ti. No te olvidaremos y siempre estarás presente en nuestros corazones y oraciones.

Un abrazo y un beso enorme de Tilita, Elisa, Ana Elisa y mío.

.............................................................................................

Se me hace raro escribirte, no sé cómo hacerlo. Aunque nunca te pude ver, te conozco desde siempre, mi abuelo tu hermano Eduardo, se encargó de mantener tu recuerdo vivo, en estas tierras lejanas del otro lado del océano, en las que se refugió al salir de su querida España.
Unas pocas fotos, que recuerdo desde muy pequeña, en las que estás sonriendo, nos han permitido tener la imagen que nosotros, tu familia peruana, tenemos de ti.
Soy la nieta de tu hermano, pero te escribo en nombre de la familia. Tu hija, mi tía Tilita, que era pequeña, no habla mucho de esos días; algunas veces mi madre y yo logramos que nos cuente algunas cosas, imagino que no es fácil y que conserva junto a tu recuerdo el dolor de haberte perdido tan pronto.
Mi madre nos ha leído tu carta de despedida; esa carta tan linda que enviaste a tus hijos, y que no se como alguien puede escribir, en el momento en que conoce su destino y sabiendo que no hay marcha atrás.

No sabemos mucho de ti, lo que sabemos es que no merecías morir allí, tan joven; que no es cierto lo que dicen en el Sumario 52012 sobre ti; que como muchos otros españoles eras simplemente Republicano, creías en lo que hacías y por lo que luchabas, que cumplirías con honor y que aceptaste tu destino con fortaleza envidiable.

Hemos estado en España, pero no sabíamos donde buscarte o donde buscar algo de ti, aunque nos queda claro que aunque tu cuerpo está ahí, tu espíritu no está en esa tapia.

Tu nieta Cecilia te encontró en estas páginas gracias a los avances de la tecnología y ahora nos hemos propuesto buscar más de ti. Por lo pronto empezamos por contestar a tus cartas. Con el cariño de Tilita, Cecilia, Elisa y yo misma.

Lima, 5 de marzo de 2009
Ana Elisa a Germán Paredes García

sábado, 21 de marzo de 2009

A veces pienso en ti

Querido abuelo:

A veces pienso en ti. Me gustaría creer que desde algún lugar nos cuidas y proteges, que tratas de guiarnos, de transmitirnos los principios y valores de los que hablas en tus últimas cartas, donde ensalzas el amor entre las personas, entre la familia. Y que tú y tantos otros seguís animando a los que han seguido vuestros pasos. ¡Son tantas las cosas de las que disfrutamos hoy gracias a vuestra labor y vuestro ejemplo! Es una pena que vuestros sueños se viesen truncados de una forma tan violenta. Sin embargo, vuestra semilla al fin ha dado sus frutos y aun tiene que seguir floreciendo.

Tengo que agradeceros a ti y a mi abuela la educación que disteis a vuestros hijos y que ellos nos han trasmitido a vuestros nietos. Puedo decir orgullosa que soy quien soy por vuestro legado.

Hasta siempre.

Susana a Pablo Yagüe

jueves, 19 de marzo de 2009

Te escribo desde tu tierra

Querido Antonio:
Por una pirueta del destino, las cartas que tu hermano Manuel y tú escribisteis desde la cárcel pocos meses antes de que os fusilaran en otoño del 39, llegaron a mis manos un frío invierno de hace ahora dos años. Siempre agradeceré a la vida la oportunidad que me brindó de conoceros a través de la dolorosa lectura de vuestras últimas cartas: la oportunidad de conocer a dos personas tan íntegras, cabales y honestas como vosotros es para mi todo un honor y suponen una lección de compromiso con la sociedad, en tiempos en los que corren, donde tanta falta nos hacen personas de tan alta catadura moral como fuisteis vosotros. Hoy te escribo desde tu tierra, Sevilla, para decirte que aunque vosotros nunca lo llegasteis siquiera a imaginar, tu nombre, Antonio y el de tu hermano, Manuel, no se borrarán ya nunca de la historia, porque tarde o temprano, las personas que hemos recogido vuestra bandera los grabaremos en el mismo corazón de éste país. Estad seguros, mis hermanos, que se os dará el honor y gloria que os merecéis.

¡Salud y Memoria a los Álvarez Vega!
Paqui Maqueda Fernández.
Vicepresidenta de la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Guerra civil española

Consumís mi alma en un lamento
vuestros ojos, vuestros cuerpos
en las fotos
el recuerdo
en las miradas
el tormento.
Tan sólo un instante revuelto
en la historia del Universo
y cabe en él
¡Tanto sufrimiento!

En una esquina del mundo
¡cuánto dolor!
un infierno
Y yo deseo
el amor de todos los muertos
para poder con él
construir tiempos nuevos.
Nuevos tiempos
resultado de renuncias,
de sacrificios
de viejos anhelos
que ahora vuelven a ser nuevos.

Natalia Lemos

Cuando te ví por última vez

Querido padre:
Ahora que han transcurrido setenta años de tu fusilamiento (por aquellos que traían la cruz en el pecho y se sentían tanto o más católicos que la propia reina Isabel, pero que arrasaron vidas y haciendas), es cuando en la distancia de esos acontecimientos, noto lo mucho que desde mi niñez te he echado de menos; toda una vida sin escuchar un consejo tuyo, sin hacerme ver mis errores para encauzar los pasos y hacerme hombre, todo ello es triste, si tenemos también en cuenta que aquellos señores tan "cristianos" querían que los hijos de los "rojos" muriésemos de inanición.
Cuando falleció mamá tenía yo seis años y aún la recuerdo, pero cuando te llevaron a las tapias del cementerio del Este eran ocho los que tenía, por lo que mis recuerdos para contigo son mayores. Recuerdo como si fuera ahora mismo la ultima vez que te vi en la cárcel de Partido, sentado sobre tus rodillas jugando con la cadena de tu llavero que al final me diste. Recuerdo la cara de disgusto que pusiste cuando perdí la cartera del colegio por haberme entretenido jugando, o cuando le requisaste los tirachinas a unos niños que estaban matando pájaros.

En fin, el motivo de esta carta es para que sepas que, aunque ya he cumplido los setenta y ocho años, sigo procesándote la misma admiración y cariño que cuando te ví por última vez.
He procurado que todos mis actos te hubieran hecho, de haber vivido, sentirte orgulloso de mí. Tú fuiste el ultimo Alcalde de la República, y yo concejal de la recién instaurada Democracia.
Recibe el cariño de tu hijo que no olvidará que le faltó su norte y guía desde la madrugada de un fatal 17 de noviembre de 1939.
PD: espero que recibas esta carta allá donde te encuentres.

Pepe Carrizo a Vicente Carrizo

Cher Oncle

Cher Oncle
En ce jour ,je viens te rendre hommage, pour ton coura;ge et ton sacrifice et ton amour pour ta patrie a laquelle tu as tout sacrifié ,non pas que je t'avais oublié, car un mois avant ton assassinat je suis né ,et mes parents m'avaient donné ton prénon: OVIDIO que je porte avec fierté et beaucoup de respect. Ils t'ont enlevé la vie parce que tu ne pensais pas comme eux, parce que tu avais d'autres idées, parce que tu étais meilleur q'eux. Tu disais qu'il valait mieux mourir debout que de vivre a genoux, est-ce que ça en valait vraiment la peine de sacrifier sa vie? Mais de quel droit peut on assassiner? Priver une jeune femme de son mari et ses deux filles d'un père qui les adorait et qu'elles ont a peine connu Je reprends une expression que tu disais : "Ce qui me coute le plus, c'est de savoir que tes assassins sont morts dans leurs lits entoures de leurs familles sans avoir jamais etre inquiétes". Ils auraient du etre pousuivis pour crime contre l'humanité et c'est une honte pour une nation comme l'Espagne d'avoir refusé le procés que voulait faire le juge Garson pour vous réhabiliter. Par cet hommage je me joints a la douleur de tous tes compagnons et de leurs familles qu'ont a lachement assassiné parcequ'ils aimaient trop leur payset parceque ils voulaient une Espagne plus juste et plus belle.

........................................................................................

Querido tío,

Vengo a rendir homenaje, en este día, a tu valentía y a tu sacrificio y al amor a tu patria por la que sacrificaste todo. Yo no te había olvidado puesto que, un mes antes de tu asesinato, yo nací y mis padres me dieron tu nombre: OVIDIO que yo llevo con orgullo y mucho respeto.

Te arrebataron la vida porque no pensabas como ellos, porque tenías otras ideas, porque eras mejor que ellos. Tu decías que valía más morir de pie que vivir de rodillas. ¿Valía por ello verdaderamente sacrificar su vida?...pero ¿con qué derecho se puede asesinar, privar a una mujer joven de sus marido y a sus dos hijas de un padre que las adoraba y que apenas han podido conocer?

Retomo una expresión que tu decías: "lo que me cuesta más, es saber que tus asesinos han muerto en sus camas rodeados de sus familias sin haberse sentido jamás intranquilos".

Ellos podrían haber sido acusados de crímenes contra la humanidad y es una vergüenza para una nación como España haber rechazado el proceso que deseaba llevar a cabo el juez Garzón para rehabilitaros.

En este homenaje, yo me uno al dolor de todos tus compañeros y de sus familias que han sido cobardemente asesinados porque amaban demasiado s su país y porque deseaban una España más justa y más hermosa.

Ovidio para Ovidio Barba Yustas

martes, 17 de marzo de 2009

Eras tú

Hola abuelo Eugenio.
Dentro de unos días voy a juntarme con unas personas que no conocía de nada pero que, por azar, he tenido la suerte de que se cruzasen en mi camino. Son como tu y como yo, normales, pero tienen algo especial: son personas. Y digo esto por todo el espectro de la palabra y lo que conlleva.
Un día, buscando por Internet una referencia sobre la empresa de mi hermano, vi como en Google había un Eugenio Pérez Carralero que había sido fusilado en la posguerra. "Vaya, si se llama como mi hermano" pensé. Luego recordé que el padre de mi padre se llamaba Eugenio, por lo que, como mínimo, también se llamaría Pérez de primer apellido y lo curioso es que mi segundo apellido es también Carralero.
Me dio un vuelco el corazón. Eras tu. Te conocía pero no sabía mucho acerca de ti. Se que te habían fusilado en la guerra, pero eso era tema tabú en la familia desde siempre. Vi que había un par de páginas pero me llamo la atención una de las dos en las que se hablaba no de la guerra civil sino de la represión posterior.
Crucé unos cuantos emails con un tal Tomas y una tal Eva y comencé a descubrir tu historia y la de muchos como tu.
Interrogué a mi padre sobre tu vida, la de mi abuela... y fue un mal comienzo porque no pude abrir ese capítulo de tu historia que se estaba haciendo ya mía. Vino a mi casa y le empecé a enseñar esa página que ya había ubicado en favoritos de mi ordenador y pude iniciar el camino hasta lo que es hoy mi pequeño homenaje.
Curiosamente me daba más información mi madre que mi padre. La verdad es que fue ella la que removió todos los papeles para que le dieran una pensión de viudedad a mi abuelilla Raimunda, tu mujer. Recuerdo como mi padre, tu hijo mayor, no podía articular frases encadenadas. Cada tres palabras eran cortadas por un correr de lágrimas y un movimiento involuntario e incontrolado de la barbilla impidiendo pronunciar todo lo que le salía del corazón. Esa mezcla de rabia contenida y alegría.

Rabia porque aunque mi padre no ha tenido estudios si ha tenido educación. Y era esta la que le prohibía decir palabras malsonantes sobre lo que pensaba de ese capítulo de su vida, ahora la nuestra.
Alegría porque con esto sabía que su padre no había sido olvidado. Uno de sus nietos estaba ayudándole a conocer mas cosas que ni él mismo conocía.

He leído, releído y vuelto a leer tus cartas. Ya casi me las sé de memoria.

Reconozco que desde que las tengo en mi poder no sé si soy mejor persona o no, pero te ayudan a darte cuenta que si tienes un ideal hay que luchar por él. Hay que ser mesurado y dialogante. Todo lo contrario que los que te ejecutaron.

Se puede decir que ahora tengo una familia muy grande, llena de buenas personas y con muchas cosas en común.

Mañana es el cumpleaños de tu biznieta Alicia. Ya cumple 9 añazos!!! Fue mi mejor regalo del día del padre. Y esto me recuerda que el fin de semana bajaré al pueblo, a Fuentidueña de Tajo a celebrar los dos eventos con tu familia. Pienso llenar de besos la calva de tu hijo mayor y celebrar con él los mas de 70 días del padre que no pudo hacerlo contigo. Brindaremos por todo y por ti, claro está!!!

Abuelo, este verano voy a cumplir 42. Un mes y un día antes del aniversario que dejaste de vivir en tu cuerpo para vivir en la mente. No pude hacerlo contigo en vida pero cuando llegue mi hora, iré donde tú estas y allí mismo brindaremos por todos esos eventos que no pudimos y nos reiremos de la vida.

Tu nieto que te quiere:

Juan Carlos Pérez Carralero, Karlhitoss para ti.

Nos acordamos de ti

Querido Pablo:

El pasado día 14, en las tapias del cementerio de Casas Viejas (Ávila), asistimos al levantamiento de una fosa donde los franquistas arrojaron en 1936 los cuerpos de siete republicanos fusilados, un niño entre ellos.
También supimos que unos compañeros habían conseguido retirar legalmente y amparados por la guardia civil (ironías de la historia) la placa a los caídos que deslucía la iglesia de Pedro Bernardo, cuyo cura, al parecer, la idolatraba más que al brazo incorrupto de nuestra bienamada Santa Teresa de Ávila. Cayó destrozada —la lápida—, a pesar de la reacción radical de algunos personajes.
Ya ves, así andan las cosas. Los tiempos han cambiado, pero siguen ahí, aunque, claro, a veces cambian de color, de chaqueta y hasta de traje (nuevo modelo llamado ahora “traje de gorra”, a 1.200 euros la pieza),
Naturalmente, nos acordamos de ti. Siempre nos hemos acordado de ti, y de tus hermanos — tíos nuestros también—, que murieron en el frente luchando por la libertad, por una España moderna, democrática y laica, por una República de trabajadores.
Fuiste testigo directo del terror. Lo sufriste en propia carne. Pero ¿sabes que a tu madre, Ascensión, también la amenazaron con “llevarla para adelante” si montaba un escándalo cuando fue a recoger tu cuerpo? ¿Sabes que en el barrio fusilaron a varios de tus amigos y que muchos otros permanecieron condenados a muerte y presos por muchos años?... ¿Sabes que a otro hermano le dieron una paliza de muerte? ¿Sabes que a tu otro hermano le dieron otra paliza por no levantar el brazo con el saludo nazi? ¿Sabes…, sabes…, sabes…? Hay tantas cosas…
Eres parte de un cuerpo de más de doscientos mil fusilados, eres parte de un enorme Genocidio gestado por unos ricachones y unos generales felones que —cómo lo ibas a saber— ya habían decretado, por ejemplo, que “serán pasados por las armas, en trámite de juicio sumarísimo (…) cuantos se opongan al triunfo del expresado Movimiento Salvador de España, fueren los que fueren los medios empleados a tan perverso fin.” (General Mola). O que “serán pasado por las armas, sin formación de causa, las directivas de las organizaciones marxistas o comunistas que en el pueblo existan y en el caso de no darse con tales directivas, serán ejecutados un número igual de afiliados, arbitrariamente elegidos” (bando militar del General Queipo de 24 de julio de 1936).
Echa un vistazo al auto de Garzón. (¡Qué zozobra les ha generado, por cierto!)
Y ello no se puede olvidar. Por lo que entendemos a tantos que, sin ánimo de venganza —en absoluto—, sienten que no se puede pasar página sin constatar que en España se haya hecho justicia frente a tanto terror.
Porque ahí continuaron con su dictadura filonazi, con detenciones, ilegalizaciones y torturas en una posguerra espeluznante donde al felón Francisco Franco no le temblaba la mano para firmar condenas de muerte mientras unos pocos se enriquecían con la miseria ajena y vendían España según los vientos que soplaban.
Nos acordamos mucho de ti. Nos acordamos de Mariano y de Paquito. Con mucho cariño. Siempre estuvisteis en casa, en la mesa, en el barrio, donde había una enorme complicidad solidaria, callada y activa en muchas ocasiones. No de todos: también hay que decirlo. Como recordamos también a Miguel Hernández, a Machado, a Grimau, a Ruano, a Juana Doña, a los del Proceso 1001, a los del 75, a los abogados de Atocha, a los obreros de Vitoria… ¡Son tantos!... ¡Y se engrandecen tanto con el tiempo! Pasáis a la HISTORIA con mayúscula, por la puerta grande, mientras observamos el incómodo sillón que ocupan en el basurero de la historia, con minúscula, aquellos que os detuvieron, os esquilmaron, os torturaron y os asesinaron.
Pero hoy, después de tanto tiempo, nos gustaría brindar. No queremos estar tristes, deseamos ser optimistas y brindar contigo. Queremos brindar por una España realmente nueva, en paz, sin corrupción, sin señoritingos ni meapilas estólidos y guerreros (que, por cierto, se van a quedar con las Vistillas por obra y gracia de Gallardón), por una España moderna, solidaria, culta, abierta y tolerante donde los estandartes de nuestra sociedad sean la democracia, la justicia social y el trabajo para todos.

Muchos besos.Todos tus sobrinos.
A Pablo Montón Siguenza

Un homenaje merecido

Me paro a pensar tras los más de diez años que llevo investigando sobre la represión y la oposición del franquismo en Madrid y en otras provincias españolas, que cada uno de los represaliados, encarcelados y fusilados se van convirtiendo en parte de mi persona.
Te vas haciendo a la idea tras decenas y decenas de entrevistas con los mismos protagonistas de aquellos acontecimientos históricos y sus familiares, de lo mucho que sufrieron y padecieron aquellos luchadores y luchadoras republicanas, defensores de una causa justa y a favor de una España democrática y libre.
Hoy en día se extrapola esos sentimientos enfrentados a las familias de aquellos represaliados españoles, que como el caso de las víctimas de la represión franquista en Madrid, rememoran y hacen todo lo posible por el recuerdo, reconocimiento y justicia de sus seres queridos.
Pero mucho más que los recuerdos familiares o personales pasados, hay que tener en cuenta las peticiones del presente y el futuro y más en la sociedad democrática que queremos vivir y construir. Los derrotados de la guerra civil sufrieron una persecución y represión en la articulada estructura franquista y dio paso a una violencia organizada y generalizada. Los exiliados, encarcelados y sobre todo fusilados republicanos sufrieron la barbarie franquista, pero no solo ellos sino también sus familias, física y moralmente, estas víctimas desposeídas de sus derechos y estigmatizadas durante toda su vida, ya que el franquismo no valoró ni estimó su reconocimiento o la reconciliación, ni siquiera honrar a sus muertos. Aquellas personas sufrieron un drama personal, ya que tuvieron que imponerse un silencio largo, el cual muchos de ellos no han querido o podido vencer, renegando en muchos casos de sus ideales por el temor y el miedo al que fueron sometidos.
El franquismo impuso un período de represión arbitraria y desmedida, queriendo acabar con lo que hubiera de pasado republicano, primero con sus protagonistas y con el paso del tiempo, con su memoria, palabras y testimonios. Esa España franquista y falangista donde el terror y la barbarie se intentaron institucionalizar y basarlos en un articulado de procedimientos legales, protagonizó dentro de las distintas familias del Régimen una serie de actos contra los perdedores de una guerra civil fratricida: venganzas, delaciones, humillaciones y escarmientos generalizados a lo largo de los años en los que perduró la brutal dictadura franquista.
La historia de los vencidos está aún por hacer y desarrollar y una parte importante de ello nos corresponde a los historiadores y a la historiografía mundial, dentro de un campo multidisciplinar y científico. La memoria ya sea individual o colectiva tiene que reparar el drama vivido durante el franquismo. Hay que recuperar y narrar los acontecimientos de una manera lo menos partidaria posible, debido a que hasta ahora sólo se había contado desde el bando vencedor. El tema no está en olvidar, sino aprender desde aquellas experiencias dolorosas ocurridas, el hecho de reivindicar, rehabilitar y conmemorar a las víctimas de aquella dictadura.
El peso del silencio histórico ha marcado parte de la historia actual de este país, donde el balance del franquismo influyó negativamente en el desarrollo de las libertades y la democracia española. Hacía mucho tiempo que se tenían que haber recuperado públicamente a aquellos fusilados del terror franquista, no solo los del cementerio del Este, sino también los de Alcalá de Henares, Carabanchel, Ocaña… y cientos y cientos de campos, carreteras y lugares donde la mano asesina del franquismo, dejó su impronta con la sangre de miles y miles de republicanos.
Las autoridades y los gobiernos tienen que ir aceptando y aprobando muchas de las solicitudes que por medio de distintas voces, han ido pidiendo a lo largo de estos años: temas de archivos, reconocimiento de las víctimas, anulación de consejos de guerras franquistas, exhumación de fosas comunes, retirada de simbología fascista, investigaciones con rigor científico en cuanto a la guerra civil y franquismo se trata…
Es hora de que en todas las ciudades españolas y en concreto Madrid, se reconozca a aquellos hombres y mujeres que lucharon por una democracia arrancada por las garras del fascismo, que pelearon dignamente por un sistema de libertad y justicia republicana. Este tipo de homenajes y reconocimientos son necesarios para alzar su voz, sacarlos del anonimato y la de los silenciados. Una distinción especial para los fusilados en el cementerio del Este madrileño como las 13 Rosas, Julián Rodríguez Gálvez, Felipe Sánchez Sierra, Pablo Yague Estebarán, Eugenio Mesón Gómez, Guillermo Ascanio Moreno, José Cazorla Maure, Enrique Sánchez García y otros miles de republicanos que murieron en las tapias de este cementerio madrileño, donde desde hace unos años se celebra un homenaje sincero a aquellos represaliados y víctimas del terror franquista, en la inmediata posguerra española y en una ciudad como Madrid, que les debe conmemoraciones como estas y nombres de calles y estatuas, como aún por desgracia permanecen nombres de aquellos verdugos y gerifaltes falangistas conviviendo en las calles madrileñas.
Como dice el poeta y músico andaluz “Pongamos que hablo de Madrid…”, pero ésta vez para contar hechos como los que aquí se rememoran y homenajean.


Carlos Fernández Rodríguez.
Historiador.

lunes, 16 de marzo de 2009

Lo mucho que te quisimos

Estas líneas son para recordar lo mucho que te quisimos y lo más que te añoramos durante toda nuestra vida, tu esposa y compañera Clara y tus hijos Josué y Luís, nietos y biznietos que no te dejaron conocer.
Durante los pocos años que te dejaron estar con nosotros fuimos muy felices, porque eras un padre que se desvivía por su familia. En los años que disfrutamos de tu cariño estabas siempre pendiente de tu mujer e hijos.

Recuerdo excursiones a La Poveda (Río Jarama) con la familia y amigos. Otras veces nos íbamos a la Dehesa de la Villa, con los primos de mi madre.

Cuando la huelga de los metalúrgicos del mes de octubre, los chicos pequeños jugábamos en la calle, cuando se organizó un lío de tiros sin que los chicos nos percatáramos del peligro. La portera cerró el portal dejándonos en la calle sin poder recogernos, en esto llegaste, y nos hiciste entrar a casa, y la bronca que le echaste a la portera, sonaba más que los tiros.

Tu vida nos sirvió de ejemplo, pues siempre recordaré que unos días antes de asesinarte, cogiéndome en brazos, me dijiste: "Hijo, lleva con orgullo mis apellidos porque yo no he hecho daño ni mal a nadie".

En aquellos tres meses que siguieron a tu encarcelamiento, el sufrimiento de mi madre y, por consiguiente el de todos, fue terrible, pues los asesinatos eran continuos, y el miedo se agigantaba. El fatídico día 5 le devolvieron la ropa tuya a tu mujer y comprendió la desgracia que nos caía encima, pues no hacia todavía 5 horas que te habían asesinado.

Esta carta la escribe tu hijo Josué 70 años después de tu muerte

Josue Lillo

.....................................................

Hola abuelo.
Nunca te había escrito, ni tú a mi, claro ¿cómo ibas a hacerlo, si te mataron muchos años antes de que yo naciera?
Hoy me decido a hacerlo por primera vez, ¿el motivo?, se cumplen 70 años de tu asesinato y quiero contarte cosas, las cosas que no te dejaron conocer.
No te voy a contar que os traicionaron, que fue un golpe de estado premeditado, que como a ti, fueron asesinando a muchísimos más, que lo siguieron haciendo durante muchos años, que su intención era exterminaros a todos, a todos los que soñasteis con la justicia y la libertad, con igualdad para todos sin distinción de sexo, raza y religión.
No te voy a contar que os insultaron, que os difamaron, que vejaron a vuestras mujeres e hijos, a vuestras familias, familias de rojos, marcados por el estigma del odio y la discriminación, condenados a llevar una vida de miseria y de miedo, "son familia de un rojo...".
No te voy a contar que aun hoy después de 70 años, todavía hay personas que no saben donde enterraron a sus muertos y a los que lo saben, no les dan facilidades para dignificarlos.
Te voy a contar que tu mujer, Clara, con grandes esfuerzos, saco a tus dos hijos adelante, Josue y Luis, que fueron y son buenas personas, que tienes cinco nietos y ocho biznietos, que honran tu memoria.
Te voy a contar que vuestro sacrificio no fue en vano, que vuestro ejemplo fue seguido, que no consiguieron acabar con todos.
Te voy a contar que podemos expresarnos libremente, que aunque vuestros asesinos hayan prosperado y nos machacaran durante 40 años, las cosas no son como ellos querían que fueran, en tu memoria y en la memoria de todos los asesinados, no vamos a dejar de luchar por la libertad.

Gracias a todos los que disteis vuestra vida por un mundo mejor.

Salud, compañeros.

A mí me arrebataron dos

Queridos abuelos:
Si, bien digo ABUELOS, por partida doble.
Siempre es una desgracia perder un miembro de una familia, a mí me arrebataron dos, pero he de deciros que nunca lograron arrebatar vuestra presencia en nuestras vidas.
Yo voy a hablar desde aquí por boca de ella, es mi particular homenaje a vuestra hija y nuera, una mujer muy valiente que supo transmitir vuestros ideales a sus hijos, desde la verdad, según vamos descubriendo ahora, después de 70 años.
Ahora está con vosotros, seguro, y sintiéndose tan orgullosa como lo estaba cuando nos hablaba de aquellos años……..
Mi madre Juanita, hija tuya Aniceto, siempre se encargó de que nunca os olvidásemos.
Fue una valiente tú lo sabes, el coraje que tenía, ella sabía, lo percibía, que tú estabas orgulloso de ella.
Siempre fue una mujer luchadora como vosotros, nunca se arrepintió ni ocultó que era hija tuya y por lo que había pasado.
Ella nos transmitió a sus hijos que teníamos que estar orgullosos y no esconder nunca el pasado.
Claro que sí, ¿por qué deberíamos ocultarnos?.
Si como ella decía, su padre era lo mejor que le había pasado en la vida……
Ella tuvo el coraje de dejar su trabajo de sirvienta en una casa, para dedicarse a vender leña en Madrid, casa por casa y cuando acababa sus ventas, se sentía orgullosa porque ya tenía un dinerillo para comprar a su padre su bollito de pan diario, porque a diario iba a verte a la cárcel, abuelo, desafiando a los que la miraban mal, ¡Menuda era ella!.
Tú, abuelo Ángel, tuviste la “suerte”, de acabar pronto la pesadilla . Pronto acabaron con tu gallardía, apenas les dio tiempo a humillarte, aunque seguro que tú nunca lo sentiste como tal.
¿Sabéis una cosa? En Majadahonda, vuestro pueblo, circula un rumor que es “vox populi”, de que el que firmó vuestras denuncias, murió atormentado por vuestros recuerdos.
A mi eso me reconforta y siento decirlo así, pero era señal que tenía conciencia de haber actuado muy mal, de haberse arrepentido durante el resto de su vida de haber causado la muerte de todos esos inocentes que estaban encausados en el sumario de los de Majadahonda.
Queridos abuelos, mi madre hizo una buena labor, la de manteneros por siempre vivos para que hoy podamos homenajearos como os mereceis.
Un beso muy grande, “enorrrrrrme” allá donde estéis, y cuidad a mi mami que se lo merece.

Vuestra nieta. Rosa Montero Rodríguez.

A las víctimas olvidadas

Olvidadas por los demás, olvidadas porque no interesan, porque a algunos incluso les molestan, porque dicen que aquí no ha pasado nada, por aquellos que nos critican, por aquellos que dicen que “somos gente mala” que sólo queremos resucitar fantasmas y volver a dividir en dos España.

Nuestras víctimas no son fantasmas son personas con nombre y apellidos, con historias, con vidas repletas que les arrancaron al alba.

Porque son tan víctimas como el resto de víctimas del terrorismo de España, aunque a las nuestras no les corresponda nada, ni homenajes ni duelos ni reconocimiento, ni monumentos, ni nadie nunca nos pidió perdón, ni nos dio nada.

Y hasta la ley que tanto nos esperanzaba, se nos quedó corta, se nos quedó en nada, porque no puede haber distingos entre las víctimas últimas y las primeras, no tiene sentido, todas fueron igualmente torturadas y asesinadas.

Se nos sigue silenciando, nos siguen poniendo trabas …

Pero al igual que nosotros somos fruto de ese pasado, trabajaremos para que cambie el mañana, y que nuestros hijos sepan la verdad de lo que ocurrió en España.
Nuestras víctimas están en nuestros corazones: trabajemos por restaurarlas.


Victoria a su abuelo Carlos Fernández Andrés
(Dedicada a mi abuelo Carlos Fernández Andrés concejal fusilado en el Cementerio de la Almudena de Madrid en febrero de 1940 y a sus hermanos Esteban y Segundo desaparecidos desde hace 70 años.)

domingo, 15 de marzo de 2009

No pudieron llevarse tu nombre

Querido Abuelo Domingo.
Que grato finalmente ha sido saber de ti después de esta larga, muy larga búsqueda de más de 30 años.
Pocas fueron las cosas que supimos de ti. Pero con tan sólo pronunciar tu nombre me bastaba para sentir orgullo.
Pero siempre estuvieron las preguntas, de ¿cómo era?, ¿qué hacía? ¿Quienes eran sus padres? ¿En que creía?.

Ninguna de ellas por tantos años tuvo respuestas.

Pero, hoy gracias a dios y a un grupo de gente maravillosa sabemos de ti, de la amable sonrisa de un soñador, que ciertamente luchó por esas, sus ideas y sus causas en las que creyó hasta su último respiro, como las de otros de aquellas décadas de los treinta y cuarenta en las que el mundo sufría los efectos de la intolerancia de los hombres.

También hoy, a 70 largos años de distancia, sabemos de tu detención, de tu separo, de tantas noches frías de incertidumbre y miedo en la celda; cuantas preguntas te habrás hecho y se habrán hecho tus compañeros, cuanta soledad, cuanta tristeza y a la vez cuánta, pero cuánta esperanza habrán tenido.
Hoy también, con innegable lamento, sabemos de un juicio sumario, de una sentencia sorda, de una fecha, 3 de julio de 1941, y de unas cuantas balas que arrebataron la vida de un joven idealista de 29 años.

A título personal, no guardo rencor alguno, y perdono desde el fondo de mi corazón a quienes te detuvieron, a quienes te encerraron, a los que te maltrataron, a los que te juzgaron y a aquellos que te dispararon.

Lo que esas balas no pudieron llevarse fue tu nombre y tu descendencia y aquí estamos todos los tuyos, para agradecerte, celebrarte y recordarte. Hoy para ti no hay noches frías, ni días sin libertad, definitivamente no estas solo, lates fuertemente, pues habitas permanente en el corazón de tu hijo, de tus nietos y biznietos, de tu sobrino y de toda su maravillosa familia.

Gracias.

Fernando a Domingo Girón
México, 15 de marzo de 2009

viernes, 13 de marzo de 2009

Allí donde te encuentres

Querido Tío Basilio, allí donde te encuentres:
Ha transcurrido la friolera de setenta años desde que recibimos las últimas noticias sobre tu persona. No te hemos olvidado. Imposible porque lo que tenemos hoy en día se debe en parte a la sangre derramada por ti y por otros tantos valientes que entregaron su vida luchando por la libertad y el orden legítimamente establecido. No fue baldío tamaño esfuerzo, no. Los que hemos nacido posteriormente debemos sentirnos afortunados de haber vivido en una sociedad más justa y tolerante que aquella que te engulló a tí y a tantos españoles de bien. Y desde esta sociedad tan imperfecta debemos agradecer y honrar la memoria de los que en su juventud fueron aniquilados por las garras de la intransigencia e intolerancia en nombre de nosesabe que Dios o Razón. Años en blanco y negro que sucedieron a tu desaparición en los que, para sofocar la lucha por la libertad, fueron represaliados tantos y tantos que te acompañaron en el postrer viaje. Orgulloso estarías, eso sí, de contemplar como evolucionaron los acontecimientos. Sí, más tarde que pronto, aquél que se convirtió en paladín de la moral y, fruto de la osadía entraba bajo palio, decidió irse con la música ( por supuesto, militar) a otra parte, dejando en paz a varias generaciones a las que, afortunadamente, no pudo doblegar. Y, querido tío abuelo, se hizo la luz. Un país rebosante de ilusión, con ganas de romper con ese miserable pasado que nos reservó la historia aquél trágico 18 de julio del año 36 en que mandó a galeras a toda una generación y pasó a cuchillo a muchos como tú. Pero no quiero caer en el pesimismo. Todo lo contrario. A pesar de los duros días que vivimos, esto es un paraíso comparado con lo que te tocó experimentar. ¿Qué decirte de la familia? Aquí quedaron tu esposa e hijo Basilio y, entre otras, tu hermana Eugenia. Y bien que te tuvieron presente cada día de su vida. Todo lo que te estoy contando ya habrás tenido ocasión de compartirlo con aquellos que marcharon a ese viaje sin retorno con los que, a buen seguro, te habrás encontrado. y te habrán puesto al corriente del periplo vital de todos y cada uno de los componentes de la familia. Me quiero imaginar que, mientras que el dolor invadía nuestros corazones a medida que se marchaban para siempre de nuestro lado, para tí era motivo de algarabía, volver a reencontrarte con tus seres más queridos; mis ancestros y yo te escribimos esta pequeña misiva para recordarte, para que sepas que tu memoria será imperecedera por los tiempos de los tiempos, como recuerdo vivo de aquello que no tiene que volver a repetirse, porque, como dicen los sabios, hay que aprender de la historia para que sucesos tan execrables como el que te robó lo más valioso que tiene un ser humano no se vuelva a reproducir, porque en definitiva, tu historia hace bueno el principio de Hobbes de ser el hombre un lobo para el hombre, por qué, por qué.......................

Por siempre .
Luis Llanes Garrido a Basilio López Jimenez

lunes, 9 de marzo de 2009

Querido Abuelo

La idea se extende y nosotros nos alegramos de que así sea. Además de las víctimas mortales que originó la represión franquista, muchos republicanos fueron durante años encarcelados y perseguidos. A ellos también les recordamos. A ellos sus familias tampoco los olvidan...

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar….”

Cuando era muy pequeño, me llamabas muchas noches por teléfono y entre los dos recitábamos la poesía de Machado. Yo en esos años no tenía constancia del verdadero significado que tenía esa rutina diaria.
Años después fui comprendiendo el por qué de todas esas noches telefónicas.

Militar capitán de la República, esquivaste la muerte, pero de tus diez años de cárcel no te libraste, y lo que vino después para un hombre de tu personalidad debió de ser muy duro.

Llegó la democracia, y al menos tus últimos años de vida pudiste disfrutar de tu libertad y la de los tuyos. Pero siempre con restos de amargura, de tristeza, por todos esos años perdidos, por saber lo que tuviste y lo que perdiste en una guerra.

Viste cómo un monarca instauró y defendió la democracia, y supiste y aprendiste a respetarlo y valorarlo. Viste cómo los socialistas llegaron a gobernar un país que empezaba a salir de esa España gris, triste y que en Europa y otras partes del mundo nos empezaban a respetar.

Mientras ya te ibas consumiendo poco a poco, viste cómo un partido de derechas volvía a ejercer el poder, y aún con tus enfados, entendías que al menos seguíamos disfrutando de una democracia y que eso significaba que el pueblo podía volver a elegir un gobierno socialista.

Pero lo siguiente ya no lo viste, y es una pena, porque ver llegar al gobierno a un nieto de uno de los tuyos, un militar Republicano, hubiera sido para ti un motivo más de alegría que hubieras llevado contigo.

Hace tiempo que entendí por qué me enseñabas esos versos de Machado, y hace tiempo que también entendí que lo más importante en las personas era lo que tú transmitías: honradez, tolerancia, cariño y justicia.

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar…..”

Gracias abuelo.

David Alvarez

domingo, 8 de marzo de 2009

Pienso en vosotras

Yo no tengo ningún familiar a quien escribir, o a quién contestar su carta en vísperas de su ejecución en el cementerio del Este, en aquel tiempo de la "negra noche" de Europa. O quizá lo tenga y no lo sepa: es una posibilidad que siempre existe.

Pienso en vosotras y vosotros y me acuerdo de lo que me decía mi padre, que vivía junto a la Carretera del Este: que su tío le contaba que por aquellos años, de madrugada, oía subir los camiones rumbo al cementerio, cargados de las gentes a las que iban a fusilar. Y que los maldecía, entristecido: no por casualidad su hermano había caído en la Peña del Alemán en 1936, al comienzo de la guerra, defendiendo la República.

Mi padre también me contaba que los niños de Ventas, los chiquillos miserables que se ganaban unas perras ayudando a los marmolistas o vendiendo vasos de agua en los alrededores de la plaza de toros, solían recoger los casquillos de bala para jugar con ellos... pero que él nunca lo había hecho. No sé si sería verdad, pero la intención cuenta. Él ya sabía en aquel entonces para qué habían servido aquellos casquillos.

Ahí se me acaban los recuerdos heredados del cementerio... hasta que conocí a varias de las mujeres que estuvieron en la cárcel de Ventas con aquellas otras que fueron fusiladas. Ya quedan muy pocas. A una de ellas, Josefina Amalia Villa, compañera de varias de las Trece Rosas -Martina, Anita- la recuerdo leyendo el diario cada mañana en su casita de Manoteras, ejerciendo su sentido crítico -y satírico- y manteniendo intacta su capacidad de indignación. Jose Amalia respondía a todas mis preguntas, se sometía de buena gana a la tortura de recordar las peores épocas de su vida...pero no se quedaba allí. Hablábamos de Ventas y de la Segunda República, pero también de la guerra de Irak y Afganistán, de Bush, del mundo que su generación nos estaba dejando: decía que era aún peor que el que ella había vivido, y que nuestra tarea sería aún más pesada, o más difícil. "No te cambio tu mundo por el mío", solía decirme.

Jose Amalia Villa reposa ahora en el cementerio civil, también en la Almudena. Murió en el 2006: ya tenía ganas, se había cansado de vivir. Poco a poco, inadvertidamente, esta carta se ha ido dirigiendo a ella, casi sin que yo me diera cuenta. No era familiar mío, pero durante los cinco últimos años de su vida sé que fui uno de sus nietos preferidos. Ahora pienso en Jose y pienso que me gustaría ser como ella. Mantener intacta mi capacidad de indignación cotidiana: con el pasado, sí, pero sobre todo con el presente de todos los días.

Y pienso en lo que habría dicho Jose Amalia de la última matanza de Gaza, esa obscena repetición de la matanza de los bombardeos de Madrid de la que ella fue testigo, siendo joven. Su muerte le ahorró, para bien, ese último sufrimiento, ese último gesto de estupor ante la crueldad humana: la del mundo que nos ha tocado vivir a nosotros.

A Josefina Amalia Villa (que murió en la cama en el año 2006)





Fernando Hernández Holgado
Historiador y escritor.

Abuela

¡Hola Abuela!
De nuevo aquí estamos ante este muro, testigo de tanto dolor. Aquí pasaste los últimos segundos de tu vida, arrebatada, argumentando su ejecución con la razón de la sin razón. ¡Qué crueldad! A la vez que a ti te quitaban la vida, a nosotros tus nietos, nos privaron de conocerte físicamente.
Nuestros padres intentaron acercarte a nosotros, hablándonos de ti y de la enorme tragedia por la que atravesasteis.
Siendo nosotros muy niños murió Papá: Tu hijo Antonio, víctima de una enfermedad contraída en la prisión durante los siete años de cautiverio, Joaquín: Tu otro hijo, murió en prisión, (privados de libertad por defender LA REPÚBLICA, el Gobierno legítimamente constituido)
Crecimos con nuestra madre teniéndoos siempre presentes. Ella ha sido la que más ha podido informarnos de todo lo sucedido. Por eso hoy estamos aquí para rendiros homenaje y como recordatorio de que no os olvidamos, teniendo siempre presente, los sufrimientos a que fuisteis sometidos tan injustamente. En contra de los que aún quieren negarnos, el reconocimiento de la “MEMORIA HISTÓRICA”, (principalmente los que fueron actores de aquellos terribles sucesos), nosotros si recordaremos siempre le ocurrido que tanto dolor llevó a nuestra familia.
Hoy estamos aquí, reunidos un grupo de personas que compartimos los mismos sentimientos: nuestro cariño y dolor con el reconocimiento de la crueldad a la que fuisteis sometidos. Siempre estaréis presentes en nuestras vidas y en tanto os recordemos, en nosotros seguiréis viviendo.

Tus nietos:
Lupita, Antonio y Joaquín.

viernes, 6 de marzo de 2009

A mi padre

Viví veinticinco años creyendo habías muerto de pulmonía, toda la familia me ocultó la realidad hasta que una persona tuvo la feliz idea de abrirme los ojos. Lo pasé muy mal, no sé lo que sentí en esos momentos pero cerré los ojos y no hice nada, prefería seguir como hasta entonces, hasta que ya de mayor y por mediación de tu nieta, hemos movido papeles para saber algo de ti.
He preguntado a toda la familia y recabada toda la información y con los documentos recibidos, te he colocado en el lugar apropiado.
No culpo a nadie por todas las mentiras que me dijeron, pues pienso todo lo hicieron por mi bien, para que no me criara en el rencor y en el odio. Y lo consiguieron.
Me hubiera gustado mucho conocerte y haberte tenido a mi lado en momentos importantes de mi vida. Eché mucho de menos tu cariño y protección, aunque mamá lo hizo por los dos. Fue una gran madre, una mujer sufridora que jamas se le oyó una queja. No me separé de ella hasta su último suspiro. Os quiero a los dos y nunca os olvidaré.

Carta a un abuelo republicano

"Cuantas cosas han pasado desde que no estáis. Han sucedido tantas que seguramente no reconoceríais el mundo que nos rodea. Algunas de ellas han sido horribles, pero otras… otras han sido maravillosas."

Dejadme que os cuente algunas cosas:

Es curioso, porque aunque las diferencias son bastantes, el mundo por el que luchabais se parece al que vivimos nosotros ahora en este país. Por ejemplo, todos los niños saben leer y escribir, aunque ahora lo hacen a través de cuadernos muy diferentes, en serio;

¿Y los trabajadores? Todos los trabajadores tienen importantes derechos: vacaciones, dinero si pierden el trabajo, ayudas para tener hijos, posibilidad de estar con ellos unas semanas cuando nacen sin dejar de cobrar…

¡ Y seguridad social universal !: los médicos cuidan, e incluso operan, a todos los enfermos por igual, sin distinciones, sin reparar en sus recursos, con los mejores tratamientos.; En todas las casas hay agua, luz, e incluso cuarto de baño ¡en todas!

También la gente tiene derecho a enamorarse una y otra vez porque incluso ¡uno puede casarse varias veces!. Se intenta acabar con los engaños legislados, con los silencios, con el miedo a la soledad, a la desprotección, a la violencia. Porque eso sí, las parejas están obligadas por las leyes a mantener un enorme grado de respeto.

El asunto de la religión os chocaría también. ¡Existe libertad religiosa!, ¡ y garantizada por ley !, y ahora se trata como un asunto más privado que público, más individual que colectivo.

¿Y sobre el sexo?, uff, creedme, aquí las cosas han cambiado mucho, se han vuelto más lógicas. También entre los hombres, aunque esto es más complejo de explicar aquí.

Eso no quiere decir que todo este hecho. Todos esos cambios tienen también enemigos, siempre acechando. Pero están bastante solos. Y ni son tantos, ni tan valientes como nosotros.

Ahora se trabaja poco el campo, eso sí, y muchas materias se traen del extranjero, de fuera del país. Incluso podemos viajar a Alemania, a Italia a Francia y a un montón de países a trabajar, sin necesidad de muchos papeles.

¡Ah! ¡Y también viene gente de fuera!. Aquí ya vive gente nacida en África, en China, en Marruecos, en la India… Viene mucha gente, sí, ¡ porque desean vivir en un país como el nuestro !. Algunos pierden la vida intentándolo. Sí. Esa todavía es una asignatura pendiente.

Así que ya veis, lo que hicisteis sí que sirvió para mucho.

PD.

Y en efecto, como le dijo el follonero a Franco en su tumba: el nieto de un Republicano es ahora el presidente del gobierno.



Fernando Berlín.
Periodista y escritor. Director de Radiocable.com

lunes, 2 de marzo de 2009

No hubo más lunes

El día 17 de mayo de 1943 escribiste " creo que esta será la semana definitiva para nosotros, no teniendo por tanto nada de particular que si el jueves se diera la resolución no volviera a veros ya otro lunes"
Efectivamente ya no hubo más lunes para comunicar, no llegó la pastilla de jabón que pediste.
Vinieron años de silencio hasta que tus cartas me llegaron y te respondí pronunciando tus palabras, escribiendo tu nombre, pidiendo tu causa y eres tú quien sigue escribiéndome, dejándome pistas, fechas y datos.

Y yo Julián no puedo contestarte, no encontré a Diego quien sacaba a escondidas las cartas, no encontré a Simón ni a Tanis ni a Gregorio.
Sigo recibiendo tus cartas con la esperanza de poderte responder un día.

domingo, 1 de marzo de 2009

Carta a Federico

Hasta hace poco eras Federico, aquel hermano de mi padre al que fusilaron en una fecha incierta, probablemente en Madrid. Eras un rostro joven en una foto antigua y el recuerdo impreciso de algunas cosas que mi padre contaba. Todo pudo quedar ahí, una ausencia más que el tiempo acaba por borrar para siempre…Pero un buen día descubrí con extraña emoción tu nombre escrito en una lista interminable… eran los fusilados en las tapias del Cementerio del Este.
Y ahí estabas, congelado en el tiempo, esperando que alguien rompiera el silencio y hablara por ti, y dijera que tu existencia no puede quedar atrapada en el único hecho conocido: 35 años, fusilado el 27 de abril de 1940, en primavera, seguramente la más fría de todas tus primaveras.
Lo poco que sé de ti tengo que contarlo y averiguar todo lo que pueda de tu vida, remover las huellas que has dejado, destejer los hilos de la historia, aunque tenga que oír lo que tus verdugos hayan querido contar. Será como acompañarte a destiempo, desandar contigo el camino y recuperar aquellas otras primaveras, cuando eras ebanista, como tu padre, como tus hermanos, cuando trabajabas creando decorados en los Estudios CEA de Ciudad Lineal, fabricando ilusiones… Sigo mirando tu imagen en la única foto que conservo: Madrid, 1935, un tiempo cargado de esperanzas, en que todos los sueños estaban por cumplir.