martes, 17 de marzo de 2009

Un homenaje merecido

Me paro a pensar tras los más de diez años que llevo investigando sobre la represión y la oposición del franquismo en Madrid y en otras provincias españolas, que cada uno de los represaliados, encarcelados y fusilados se van convirtiendo en parte de mi persona.
Te vas haciendo a la idea tras decenas y decenas de entrevistas con los mismos protagonistas de aquellos acontecimientos históricos y sus familiares, de lo mucho que sufrieron y padecieron aquellos luchadores y luchadoras republicanas, defensores de una causa justa y a favor de una España democrática y libre.
Hoy en día se extrapola esos sentimientos enfrentados a las familias de aquellos represaliados españoles, que como el caso de las víctimas de la represión franquista en Madrid, rememoran y hacen todo lo posible por el recuerdo, reconocimiento y justicia de sus seres queridos.
Pero mucho más que los recuerdos familiares o personales pasados, hay que tener en cuenta las peticiones del presente y el futuro y más en la sociedad democrática que queremos vivir y construir. Los derrotados de la guerra civil sufrieron una persecución y represión en la articulada estructura franquista y dio paso a una violencia organizada y generalizada. Los exiliados, encarcelados y sobre todo fusilados republicanos sufrieron la barbarie franquista, pero no solo ellos sino también sus familias, física y moralmente, estas víctimas desposeídas de sus derechos y estigmatizadas durante toda su vida, ya que el franquismo no valoró ni estimó su reconocimiento o la reconciliación, ni siquiera honrar a sus muertos. Aquellas personas sufrieron un drama personal, ya que tuvieron que imponerse un silencio largo, el cual muchos de ellos no han querido o podido vencer, renegando en muchos casos de sus ideales por el temor y el miedo al que fueron sometidos.
El franquismo impuso un período de represión arbitraria y desmedida, queriendo acabar con lo que hubiera de pasado republicano, primero con sus protagonistas y con el paso del tiempo, con su memoria, palabras y testimonios. Esa España franquista y falangista donde el terror y la barbarie se intentaron institucionalizar y basarlos en un articulado de procedimientos legales, protagonizó dentro de las distintas familias del Régimen una serie de actos contra los perdedores de una guerra civil fratricida: venganzas, delaciones, humillaciones y escarmientos generalizados a lo largo de los años en los que perduró la brutal dictadura franquista.
La historia de los vencidos está aún por hacer y desarrollar y una parte importante de ello nos corresponde a los historiadores y a la historiografía mundial, dentro de un campo multidisciplinar y científico. La memoria ya sea individual o colectiva tiene que reparar el drama vivido durante el franquismo. Hay que recuperar y narrar los acontecimientos de una manera lo menos partidaria posible, debido a que hasta ahora sólo se había contado desde el bando vencedor. El tema no está en olvidar, sino aprender desde aquellas experiencias dolorosas ocurridas, el hecho de reivindicar, rehabilitar y conmemorar a las víctimas de aquella dictadura.
El peso del silencio histórico ha marcado parte de la historia actual de este país, donde el balance del franquismo influyó negativamente en el desarrollo de las libertades y la democracia española. Hacía mucho tiempo que se tenían que haber recuperado públicamente a aquellos fusilados del terror franquista, no solo los del cementerio del Este, sino también los de Alcalá de Henares, Carabanchel, Ocaña… y cientos y cientos de campos, carreteras y lugares donde la mano asesina del franquismo, dejó su impronta con la sangre de miles y miles de republicanos.
Las autoridades y los gobiernos tienen que ir aceptando y aprobando muchas de las solicitudes que por medio de distintas voces, han ido pidiendo a lo largo de estos años: temas de archivos, reconocimiento de las víctimas, anulación de consejos de guerras franquistas, exhumación de fosas comunes, retirada de simbología fascista, investigaciones con rigor científico en cuanto a la guerra civil y franquismo se trata…
Es hora de que en todas las ciudades españolas y en concreto Madrid, se reconozca a aquellos hombres y mujeres que lucharon por una democracia arrancada por las garras del fascismo, que pelearon dignamente por un sistema de libertad y justicia republicana. Este tipo de homenajes y reconocimientos son necesarios para alzar su voz, sacarlos del anonimato y la de los silenciados. Una distinción especial para los fusilados en el cementerio del Este madrileño como las 13 Rosas, Julián Rodríguez Gálvez, Felipe Sánchez Sierra, Pablo Yague Estebarán, Eugenio Mesón Gómez, Guillermo Ascanio Moreno, José Cazorla Maure, Enrique Sánchez García y otros miles de republicanos que murieron en las tapias de este cementerio madrileño, donde desde hace unos años se celebra un homenaje sincero a aquellos represaliados y víctimas del terror franquista, en la inmediata posguerra española y en una ciudad como Madrid, que les debe conmemoraciones como estas y nombres de calles y estatuas, como aún por desgracia permanecen nombres de aquellos verdugos y gerifaltes falangistas conviviendo en las calles madrileñas.
Como dice el poeta y músico andaluz “Pongamos que hablo de Madrid…”, pero ésta vez para contar hechos como los que aquí se rememoran y homenajean.


Carlos Fernández Rodríguez.
Historiador.

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